Desde una mirada crítica y política pública, resulta urgente revisar el verdadero alcance y sentido de la Dirección de Desarrollo Económico y Productivo del GAD Municipal de Rumiñahui.
Hasta hoy, esta dependencia ha enfocado su gestión casi exclusivamente en la administración de mercados y plataformas municipales, relegando a segundo plano el fomento integral del aparato económico local.
Pero Rumiñahui es mucho más que su red de comerciantes formales o informales. Es también territorio de emprendedores, empresarios, microempresarios, productores, hoteleros, gastronómicos y actores turísticos que, sin mayor visibilidad institucional, sostienen buena parte del dinamismo económico del cantón.
A pesar de su impacto en el empleo, la inversión y el consumo interno, no existen estadísticas públicas, estrategias territoriales ni políticas de desarrollo que reconozcan ni potencien este tejido productivo.
Desde una perspectiva de gestión pública, lo que se requiere es una reconfiguración institucional clara. Una dirección que administra mercados no puede —ni debe— ser la misma que diseña e impulsa políticas de fomento económico. Dividir funciones y generar una unidad técnica específica para el desarrollo productivo permitiría establecer objetivos claros, políticas diferenciadas y acciones con visión estratégica.
Las competencias municipales lo permiten. De acuerdo con el marco normativo vigente en Ecuador, los gobiernos locales pueden —y deben— promover iniciativas productivas, fortalecer cadenas de valor, facilitar acceso a financiamiento, ofrecer asistencia técnica, incentivar la asociatividad, atraer inversiones y articularse con actores importantes como la CFN, SECAP, CONQUITO, asociaciones, cámaras de comercio o universidades.
Ferias comerciales, ruedas de negocio, programas de incubación, asesoría legal, coworkings, campañas de promoción turística o registros municipales de emprendimientos no solo son posibles: son necesarios. Lo que falta es voluntad política y liderazgo territorial que ponga estos instrumentos al servicio del desarrollo.
En las sesiones ordinarias del Concejo Municipal, que se celebran semanalmente, los temas relacionados con el desarrollo económico y productivo del cantón no han logrado posicionarse como una prioridad en la agenda legislativa. El debate se ha concentrado principalmente en aspectos vinculados al ordenamiento territorial y a la gestión del espacio público, mientras que la recuperación económica sigue sin abordarse de manera estructural.
La comisión responsable del área económica ha tenido una participación limitada, centrando su accionar en la regulación del comercio informal, sin impulsar propuestas integrales que fortalezcan el ecosistema productivo. A su vez, los concejales no han promovido políticas públicas concretas que contribuyan a dinamizar el aparato económico del territorio.
Un caso ilustrativo es la inminente implementación de la zona azul. Esta medida, que sin duda impactará en la dinámica comercial, requiere de un estudio técnico serio y una socialización transparente sobre sus posibles efectos, particularmente en los sectores donde se aplicará en una primera fase. Hasta ahora, dicha información no ha sido presentada ni ante el Pleno del Concejo ni a la ciudadanía, lo que pone en duda la legitimidad del proceso.
Rumiñahui no puede seguir reduciendo el desarrollo económico a la administración de mercados. El verdadero desarrollo se construye con políticas públicas, con datos, con planificación territorial y con una visión de futuro que apueste por el talento local, la innovación, el turismo, la inversión y el trabajo digno.
Porque el desarrollo no se decreta: se lidera. Y ese liderazgo, hoy, está en deuda con el cantón.


















